miércoles, 17 de diciembre de 2008

Boceto de una historia



He aquí una pequeña historia inventada una noche de lluvia sentado en mi cuarto:


"Un joven es llamado a filas por el Ejército y enviado a los campos de batalla en la Europa de la Segunda Guerra Mundial. El día que debe abandonar su pueblo natal se despide de su amada junto al lago donde se besaron la primera vez allá en los tiempos de su infancia. Lo último que vé ella es la silueta del joven, distorsionada por las lágrimas, alejándose entre los árboles.

Al cabo de dos años el joven envía una carta a su querida anunciándole que retorna de nuevo junto a ella, que podrán ser felices para siempre, que podrá abrazarla, besarla, y ese mismo día cae muerto por una bala en una ofensiva inesperada del enemigo.

La joven recibe la carta y al leerla grita entusiasmada dando saltos de alegría y comunicando a todo el pueblo que él volverá a salvo de ese infierno sobre la Tierra llamado Guerra. Llora de felicidad. Comienza a contar los días.

Al saber finalmente la verdad se siente morir. El brillo de sus ojos desaparece lentamente. Deja de comer y cae en un estado de tristeza sin retorno.

Una noche desde su lecho y a través de la ventana abierta contempla ensimismada las estrellas del cielo que él tantas veces gustaba señalar. Un débil murmullo brota de sus labios: "¿Por qué?"

No hay respuesta. Solo el silencio de la noche. Las estrellas siguen brillando con igual intensidad y esplendor aunque él ya no forme parte de la vida. "¿Por qué?", repite de nuevo.

Entonces recuerda a Julieta, que al ver a su amado Romeo muerto junto a ella, decide probar el veneno del cual ha bebido él y muere dichosa entre sus brazos. Su decisión está tomada. No puede vivir sin él, por lo tanto, la vida es muerte, dejó de vivir cuando él cayó abatido. Ella también estuvo aquella tarde en ese campo de batalla en algún lugar perdido de la vieja Europa.

Se levanta lentamente a oscuras dispuesta a quitarse la vida. En la cocina le espera el veneno que guarda preparado inconscientemente desde hace ya varios días. Antes de salir de su habitación, contempla la estantería que guarda sus libros mas preciados. Allí están todos los tomos que él fue regalándole tan ilusionado.

Se acerca y extrae "Romeo y Julieta" de William Shakespeare. Ambos lo leyeron entusiasmados y enamorados de su prosa como niños con un juguete nuevo. Ese libro es él. De repente cae una nota de entre sus páginas y se posa suavemente a sus pies. Ella coge el papel y descubre la letra inclinada que tan bien conoce. Es un mensaje. Un mensaje que le viene del más allá, un mensaje escrito por él justo antes de dirigirse a la guerra. Comienza a leer sorprendida:

"Si yo muero el día de mañana
recuerda lo mucho que te he querido
si yo muero en la batalla
recuerda los momentos que hemos estado juntos

Si yo muero y tú no vives
es como si muriese dos veces
si yo muero allá en la guerra
no dejes marchitar la flor de tu vida

Amor mio, vive, vive y vive por mí
si eres dichosa, mi muerte no será trágica
si eres feliz y tu sonrisa no se apaga
mi muerte no será muerte, será alegría

Recuérdame en tus sueños
bésame durmiendo en las noches de verano
pero vive tu vida y sé feliz por mí
Amor mio, hazme dichoso en la muerte

Una bala puede matar mi cuerpo
pero jamás matará mi Amor
"

Termina la lectura sonriendo y derramando lágrimas.

Ella murió sesenta años después, con la piel ya arrugada y el cabello blanco como la nieve, rodeada de sus hijos y nietos.

Y jamás, ni un solo día, dejó de recordar a aquel hermoso y noble muchacho que un día le devolvió la vida a través de un poema."

2 comentarios:

  1. Que bonito Dani!!!,bello y hermoso.Te animo a que continues deleitandonos con la belleza que se derrama en tus palabras ,que de hecho,dejan entrever la pureza de tu alma,la de un ser grande y noble de corazón.Enhora buena.Tu amiga que te quiere para siempre.

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  2. Me gusta, Dani, pero en algunos punto flojea eso si, sigue escribiendo y sigue esmerandote cada dia, porque si te lo propones puedes llegar a ser muy bueno, pero no lo dejes...siempre tendras mi punto critico.

    Un besazo

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